jueves, 25 de diciembre de 2008

Delphi, Oracle y unos viajes a Alemania

Mientras sacaba alguna asignatura y hacía el proyecto de Fin de Carrera comencé a trabajar para una startup local que desarrollaba una aplicación Web para Heureka-Klett, una compañía de software alemana que produce juegos educativos para el mercado inglés y alemán. Se trataba de un software que permitía aprender inglés a niños cuya lengua materna era el alemán. Era un trabajo intenso y duro, pero el buen sueldo y el gran ambiente en la empresa compensaban lo demás.

Profesionalmente, fue uno de los sitios donde más he aprendido: Diseño orientado a objetos, patrones de diseño, framework propio de persistencia de objetos, Oracle, herramientas on-line de seguimiento de bugs, testeos realizados por un equipo de beta-testers en Alemania, y un sinfin de cosas más ... y estamos hablando de 1999.

Durante este tiempo tuve la oportunidad de trabajar con un equipo internacional de desarrolladores: Pavel, un DBA ucraniano que había trabajado en una central nuclear, Leo, un excelente desarrollador java indio y católico, Mrs. Wimmer, una jefa de proyecto de origen polaco, y un montón más de compañeros más, alemanes, indios y de otras nacionalidades que compartieron con nosotros, los desarrolladores canarios, las prisas para entregar el producto antes de la campaña de Navidad.



Parte del trabajo de desarrollo de este producto lo realizamos en Alemania, primero en un comedor de un monasterio en Ostrach (Baden-Württemberg) que fue habilitado como lugar de desarrollo y luego en las oficinas del cliente en Stuttgart. Aunque residiamos en un hotel, trabajamos durante semanas en el monasterio que además fue prisión durante la II Guerra Mundial, jornadas mucho más largas de las ocho horas convencionales, con monjas que nos evitaban en el piso superior y en un lugar bastante lúgubre, tanto que un compañero no quería ir al cuarto de baño sólo. :D

Se trabajó mucho durante este proyecto y se vivieron situaciones de mucho estrés, pero de él recuerdo también un montón de anécdotas y buenos momentos que no olvidaré fácilmente. Además conseguí mejorar mucho mi inglés (aunque con acento alemán). Esto me permitió dar el siguiente salto ...

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